Shine on
4 febrero, 2012 § Deja un comentario
Ein seliger Sprung in die Ewigkeit.[1]
Y la magia había empezado otra vez.
Estaba resucitando, como el fénix.
O se estaba creando, era algo nuevo.
Sobre la potencia, la chispa apareció,
se encendió nueva fuerza. No era un recreo,
¡era la dicha! Era un brillo en tus ojos,
crazy diamond.
Tras los años de peregrinaje, pacientes
y no, austeros y opíparos,
extraordinarios y cíclicos,
la ronda hizo carrera, dio su vuelta.
Y aquí estamos, querida amiga,
sorprendiéndonos otra vez ante la magia,
el silencio cómplice de la luna.
¡Pero yo,
torpe poetastro desperdiciando las gotas del néctar
que las musas dejan caer sobre los mortales
cual migajas desde las mesas de la eternidad,
yo deshice el prodigio!
Detuve la lucha contra la mujer dentro de vos.
Esa batalla que una vez ganamos, Cyn, ¿recordás?
Olvidé el juego, olvidé las reglas,
la frescura mordiéndose las uñas,
el temor a lo desconocido, las arañas en el estómago,
el sigilo por no despertar
al niño que volvía a soñar.
La rima del poema,
la inocencia.
Todavía te brilla, Cynthia, shine on!
Seguí brillando, loco diamante.
[1] “Se requiere pasión para esto. Todo movimiento del infinito se lleva a término por la pasión, y nunca una reflexión podrá producir un movimiento. […] después de haber expresado con gracia y sencillez en los cinco o seis versos anteriores su interés por las cosas hermosas de la vida, termina diciendo: Ein seliger Sprung in die Ewigkeit.” (Sören Kierkegaard, Temor y temblor)
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